FRAUDE

  • Este debate tiene 11 respuestas, 1 mensaje y ha sido actualizado por última vez el hace 3 años por Cristina Olmedo.
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    • #615 Responder
      Manuel Polls Pelaz
      Superadministrador

      CICLO ARTE, PODER DINERO: CINE CLUB REALEJO / CORRALA DE SANTIAGO

      FRAUDE de Orson Welles (1973) / MARCHANTES, FALSIFICADORES, MUSEOS

      Este fin de semana, de viernes 12 a domingo 15 de Marzo, enlace V.O.S.E de libre visionado en:

      https://vimeo.com/210736530

      Contraseña: CORRALA DE SANTIAGO

       

      En su autobiografía, el ex-marchante de arte Stan Lauryssens afirma lo siguiente respecto a Marcel Duchamp: En 1917, con el titulo de Fuente, presentó un urinario en una exposición celebrada en Nueva York. El original de 1917 se perdió, y Duchamp (en 1964, casi cincuenta años más tarde) compró una copia idéntica del urinario, la firmó y le puso fecha de 1917. Actualmente ese urinario puede verse en el Centro Pompidou de París. Su valor ahora mismo es de casi tres millones y medio de dólares. Es arte de urinario. ¿Qué es el arte?

      A mediados de los setentas, Lauryssens amasó una fortuna gracias a la venta de ilustraciones falsas con la firma de Salvador Dalí. Eventualmente, la Interpol emitió una orden de arresto en su contra. Alrededor de esta misma década, Elmyr de Hory también se había hecho rico tras vender millares de obras falsas de Picasso, Matisse y Modigliani a las principales galerías del mundo. Sin embargo, en lugar de acabar en una cárcel, pasó los últimos días de su existencia en la comodidad de una campiña al sur de Francia, acompañado socialmente por un escritor norteamericano llamado Clifford Irving, quien fingía ser su biógrafo. Poco después, Irving se convertiría a su vez en un timador celebre a raíz del escándalo generado por su supuesta relación con Howard Hughes. Utilizó la firma falsificada de Hughes para hacerle creer a sus editores que el millonario lo había elegido personalmente para escribir su primera biografía autorizada. Por increíble que parezca, expertos en caligrafía declararon que la firma era auténtica. Y fue así como Irving gozó de la riqueza y reconocimientos temporales que una pequeña mentira le había proporcionado. Para que este dúo de fabricantes de ilusiones se convirtiese en un trío, lo único que faltaba era el nombre de Orson Welles, ¡quien había basado su famoso film “Ciudado Kane” en una libre biografía, no reconocida, sobre Howard Hughes!

      (Extraído de Manuel Escoffie Duarte: Artes visuales /Cine/ Soma 17, 2016)

      El prestidigitador que Welles se preciaba de ser tiene aquí una de sus pruebas máximas. Fraude es todo un festín del montaje, el primer truco de un arte llamado cine, que en manos de Orson Welles –hijo predilecto de Méliès, Eisenstein y Vertov- se hizo magia pura.

    • #622 Responder
      Elena Gómez García
      Invitado

      Madre mía, no entiendo como en la carrera de Histroia del Arte en Granada no nos mostraron este documental.

      Valiosísima obra de Orson Welles que no había visto y me ha dejado impresionada. Ya intuía en el cineasta una modernidad y ruptura e investigaión en algunos de sus films, pero claro no había visto F de Fraude!! Ja, ja, ja, es increíble el acariño que le he cogido al propio falsificador Elmyr de Hory, y luego he querido recordar unos ecos de una exposición de hace unos años que montó el Circulo de Bellas Artes de Madrid…y claro era de él mismo!!! Fantástico.

      Me llama muchísimo la atención cómo se paró en la cinta cuando habla de la firma. No firmó ni una obra, solo pintaba…¿por qué iban a tener que juzgarle? Oh, duele ver incluso cuando pinta un boceto y luego él mismo lo quema sin pudor; así como se llena de satisfacción al decir que ¡¡su línea curva es más rigurosa que la del propio Matisse!!

      En la China imperial los ceramistas de la porcelana imperial eran imitados por los alfareros de la porcelana popular dedicados a los «cacharros » y a la exportación. Vendieron muchísimo, aún hay piezas en el mercado europeo, americano y asiático de porcelana con el sello imperial chino falsificado, incluso alguno con mala caligrafía porque no sabían escribir, o con faltas de ortografía. ¿No es maravilloso también?

      Sin duda la valentía del cineasta de ponerlo en valor y además con un montaje tan inteligente. Intruducir además momentos de plenitud y eternidad con la catedral de fondo, de noche…Se podría hablar de tanto y tanto de esta película, qué destreza de Orson Welles, en todo.

      Magnífica obra, gracias por descubrírmela. Esperando que podamos volver a compartirla colectivamente en pantalla grande en el Cine Club Realejo.

      Abrazos

      • #627 Responder
        Manuel Polls Pelaz
        Superadministrador

        Querida Elena, sí que es verdad que este film debiera ser de visionado muy aconsejable en los estudios de Historia del Arte.
        Creo que esta obra de Welles toca de pleno en la temática del ciclo, resumida en tres palabras: Arte, Poder, Dinero.
        Centrémonos un instante en la palabra «Poder». En nuestro contexto tiene pienso yo dos posibles retornos, procedentes desde el «Arte» y el «Dinero», que son: Por un lado la confirmación de poder (con reconocimiento social, o autosatisfacción) que se atribuye al poseedor de arte = dinero. Pero por otro lado está el poder de los comisarios, críticos, galeristas, expertos, gestores culturales, políticos etc. que pueden conferir a las obras la cotización necesaria para que los poseedores de dinero con (aspiraciones de poder), asuman la necesaria adquisición de arte para engrosar su autoestima (cartera de valores).
        En este último terreno el esnobismo y la pereza encuentran su paisaje ideal para campar, expulsando del edén oficial, y condenando al ostracismo o misticismo, a mucho verdadero arte menos conocido, y a muchos artistas valiosos.
        Como al principio hablabas de Historia del Arte, habría que considerar en consecuencia también «la otra historia del arte», con minúsculas. Al menos la que esté generacionalmente a nuestro alcance…

    • #623 Responder
      Cristina Olmedo
      Invitado

      Buenas tardes. Es un placer contar de nuevo con un cinéfilo como vd. ( y puede que también cineasta ¿?), que nos ofrece unas películas estupendas.
      Fraude me ha parecido un gran documental, en el que tanto actores, como director están jugando constantemente con el espectador al juego de las verdades y las falsedades.

      Hace que el personaje de Elmyr nos parezca mucho menos fraudulento que los marchantes de arte a los que engaña, y termine resultándonos simpático y aleccionador: «Que no te asusten los expertos». Es un leitmotiv que se repite a lo largo de la cinta. incluso puede parecernos un honrado falsificador, que siendo un pintor excelente, siendo un copista fiel de Picasso y Matisse, entre otros , nunca firma esos cuadros. Son los marchantes los que se encargaran de la firmar y de ganar todo lo que pueda con los «falsos» cuadros, y los expertos los que se equivocan al declarar su autenticidad.

      Me ha gustado como el personaje de Oja Kodar que aparece al principio y nos intriga, vuelve a aparecer al final para resolvernosla.

      El misterio sigue con los otros personajes como el de Clifford Irvin, unidos por el talento con Elmyr en una Ibiza del 69. Y otro personaje, de que no sabemos si es real o ficción, el empresario Howard Hudges, que termina recluyéndose en uno de sus hoteles, pero al que nadie vio.

      Desde luego, que de Orson Welles, puede decirse sin duda, que es un gran director ( y en este documental un buen actor, mago y narrador).

      Muchas gracias Manuel. Un sano abrazo. Cristina.

      • #628 Responder
        Manuel Polls Pelaz
        Superadministrador

        Querida Cristina, además de coincidir en todo lo que dices y expresas, me gustaría añadir que el film refleja una gran simpatía de Welles por los personajes alejados del poder oficial. La película respira de una inmensa comprensión (y compasión) hacia las personas que no pudieron alcanzar la cima del arte: Desde los que admiran la belleza de Oja Kodar por la calle, sin poder alcanzarla, hasta los que se compinchan en fiestas de supervivencia social, complices del intento de otro mundo, en el Ibiza de la época. Al principio y al final de la película aparecen niños, porque de eso se trata un poco tal vez, de la reconquista de la inocencia. Y para ello Welles, que recuperó muchísima inocencia en ese su último periodo vital español (siempre muy próximo a las personas y a lo popular), nos hace reir y sonreir, y fabular infantilmente juntos al respecto sobre las aparciencias, y «lo que nunca fue», como el romance entre Picasso y Oja Kodar.
        Y sí, como bien intuyes, yo también soy «cinehasta», y cinemístico, si quieres ver alguna cosita mía te envío gustosamente algún enlace de visionado al email que me indiques.
        ¡Fuerte abrazo y gracias por estar «ahí»!

    • #624 Responder
      Belén Gómez García
      Invitado

      Picasso pinta mucho mejor que Picasso.

      Y Matisse, dibuja curvas y diagonales en un pretérito imperfecto que deja mucho que desear. Menos mal que su otro yo, un falsificador terrible y encantador está ahí para mejorarlo y «corregirlo». Y entonces apreciamos su obra en la vanidad de los museos…

      Palpitante obra de Orson Welles, magnífica en su ritmo y en su proposición. Vivir, vivir…….Grande, vivir. Mil gracias, Manuel.

      No importa si es verdad o mentira, la magia supera al genio; el genio, al lienzo en blanco, y, los estafadores del mercado nos siguen haciendo soñar. Soñar y vivir…

      Trileros del Arte con mayúsculas, ¿cuál es la auténtica y cuál la falsa? ¿Qué importa si te empuja y te desata las entrañas?

      Orson Welles. Ese narrador, ese caballero andante que, dejando muy claro su amor por nuestro ¿loco, enrevesado?, país, nos traduce el caos desvelando la burla. Empujándonos por bravísimos itinerarios….

      ¡¡Bravo, bravo bravo!!

      • #629 Responder
        Manuel Polls Pelaz
        Superadministrador

        Querida Belén: Estamos de acuerdo, el reto es vivir, vivir, vivir…
        Welles era un gran vividor, y nos transmite la necesidad del engaño como método de supervivencia.
        Por cierto que hablando del vivir cabe considerar las autofalsificaciones del yo, como método de adaptación a un medio ambiente a menudo agresivo, y opresivo sobre el yo ambulante. Ese camaleonismo puede ser incluso muy aconsejable: falsificarse para irse adaptando a las circunstancias reinantes.
        El reto es seguir reconocible para uno mismo, en el cambio. ¡Conservar el alma? ¡Conservar la firma? ¡Convertirse en obra de arte, incluso falsa obra de arte, pequeña, mediana o grande, para reconocerse en el engaño, y encontrar luego la verdad?
        Porque en la película se cita una supuesta frase de Picasso: «El arte es siempre falso, pero ayuda a encontrar la verdad».
        Gracias por tu afilada pluma Belén, reflejo de tu personalidad, y un abrazo…

    • #625 Responder
      Carlos Muñoz Muriedas
      Invitado

      Gracias Manuel por poder ver este Welles y por las palabras del anterior debate. Al ver Fake pues es inevitable que desde el principio hasta el final piense más en el director que no en las figuras de Elmyr d´Hory o Clifford Irving, de hecho Welles acabará por hablar de sí mismo, pero quizá ya lo estaba haciendo cuando sacaba a estos. Welles tiene la ventaja de ser divertido y juguetón a la vez, ya en el inicio dice que lo de que la próxima hora que verán es verdad, luego al final aclara que no había mentido pues lo de Picasso y Oja Kodar erá después de los 60 minutos. Sin embargo, Welles nos está engañando también, pues casi todo el material es de un documental de François Reichenbach y él elabora el montaje en el que uno acaba bastante confundido si queremos saber qué es de él y qué no es, sabe manipular el material que tiene también y probablemente será el primer falsificador. ¿ Es un documental, una película, un ensayo, una broma? Como genio que era pues elabora un juego que nos hace pensar en la autoría de las obras, el mercado del arte o el anonimato como la reflexión que hace de la Catedral de Chartres.
      Recuerdo en una entrevista que está en el DVD de Una historia inmortal que Welles decía que el oficio de director era uno de los más falsos que había, pues todo es una suma: guion, montaje, fotografía, direccción artística, etc.
      Suelta una frase irónica y con sarcasmo al explicar sus comienzos cinematográficos. «no fui a la cárcel, fui a Hollywood». Si analizamos El cuarto mandamiento, la cual se le cambió el montaje, podríamos preguntarnos si verdaderamente es una obra de Welles o de Robert Wise que es quien recibió el encargo de retocarla. Para la mayoría seguirá siendo una película de Orson Welles, es más, si no supiéramos nada, lo más seguro es que la analicemos así. Verdad y mentira en el arte como en la vida misma van de la mano, tendremos que recurrir a la mentira para llegar a la verdad y viceversa. Un cordial saludo

      • #631 Responder
        Manuel Polls Pelaz
        Superadministrador

        Sí querido Carlos, Welles fue también falsificado. Aunque también incluyó pinceladas suyas en las obras de los demás: Pienso por ejemplo en «El tercer hombre» de Carol Reed, que muchos espectadores, no especialmente eruditos, atribuyen al propio Welles. Era difícil escapar a la sombra de Wells, en aquel film de sombras vienesas…
        De hecho los que nos dedicamos a filmar, sabemos que el cine es la cosa menos independiente que nos podamos imaginar, pese al genitivo «independiente», que muchos consideran hacia el cine que no pasó por los grandes estudios. Personalmente yo he hablado y elogiado públicamente al cine dependiente en nuestras latitudes. Como mínimo dependiente de la luz, del café, de la inspiración, del equipo técnico y artístico, y sus estados de ánimo… Ese es el milagro del cine finalmente. Conseguir que al final surja una cierta veracidad desde la ficción, más próxima a lo real que muchos documentales, que por lo demás, casi siempre serán falsos documentales. Falsos y verdaderos a la vez, pues lo subjetivo, como las analogías, siempre son ciertas, al menos para quien las vislumbra.
        ¡Gracias por participar y un fuerte abrazo!

    • #626 Responder
      Martin Cloe
      Invitado

      Buenas noches y mi agradecimiento por ofrecernos esta película.

      Al colocar Orson Welles la catedral de Chartres sinceramente ha sido un momento que me ha hecho vibrar. Ver a un hombre, cineasta, se descubre a un Wells que lejos de ser un falsificador esclarece como un hombre de la Verdad, desnudando las figuras pétreas, siendo sensible a los pilares de lo divino y trascendental…en su esencia.

      Ha reflejado dentro del galimatías de arte, poder y dinero, cómo la noche de los tiempos se vislumbra como lo importante.

      Nos vemos en la próxima con Andrey Tarkovski…

      Gracias Manuel

      • #630 Responder
        Manuel Polls Pelaz
        Superadministrador

        ¡Hola Martin Cloe! La catedral de Chartres es el episodio del film en el que Welles nos propone fugazmente un reencuentro con la fe. Y en la proxima cita tarkovskiana se hablará de fe y de pérdida de fe, fe en el arte, fe en la vida, fe en lo divino y en lo humano. Fe en conflicto con el poder, la iglesia, el dinero… Seguimos pues si te parece hablando la semana próxima, con una obra rusa «Andrey Roublev» más entregada a lo trascendental que las dos anteriores. Muchas gracias por suscitar el tema y recolocarnos en el contexto del ciclo…

    • #634 Responder
      Cristina Olmedo
      Invitado

      Buenas noches Manuel.

      Se echan de menos esas sesiones o medios metrajes presenciales de cortos en las distintas facultades, en el Instituto de Astrofísica, en la Corrala de Santiago, de otros años, donde venían los directores y después de los visionados tú les hacías unas pequeñas entrevistas y en las que los espectadores podían intervenir con sus aportaciones y comentarios.
      Pero esta nueva etapa, surgida a causa de la pandemia, es sumamente interesante, y de agradecer como alimento para mente y espíritu.
      Aprovecho su ofrecimiento para enviarme alguna creación de las suyas. Me encantaría recibirla. Intuyo que estarán llenas de sensibilidad. De esa que emplea en la selección de todo lo que nos envía.
      Un abrazo.
      Cristina

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