Pioneros desconocidos: Segundo de Chomón, el Méliès español

Considerado uno de los padres de la cinematografía, Segundo de Chomón (Teruel, 1871 – París, 1929) fue principalmente un cineasta preocupado por la técnica preciosista, pero también por innovar con nuevos tipos de tramas y otras formas de contar historias. Pionero de los efectos especiales, fue competidor directo del otro gran mago del cine, Méliès, y uno de los primeros cineastas europeos en el más amplio sentido de la palabra, incluyendo la creación de una proto-industria cinematográfica española. El reconocimiento de su grandeza, por la que siempre tuvo trabajo en Italia, Francia o España, fue perdiéndose en el olvido, pero afortunadamente la Filmoteca de Catalunya ha recuperado y remasterizado gran parte de su obra en un maravilloso libro DVD que, como ya sabéis, tenéis a vuestra disposición en Arte7 Cinemateca.

Segundo Víctor Aurelio Chomón y Ruiz, conocido como Segundo de Chomón (Teruel, 17 de octubre de 1871 – París, 2 de mayo de 1929), pionero cineasta español.

El aragonés fue todo un pionero en el uso de técnicas y efectos especiales como el trucaje. Tras viajar a la vecina París con 25 años, descubre fascinado el Cinematógrafo de los Lumière de primera mano pues su esposa, Julienne, una ex-vedette, trabajaba con ellos coloreando fotogramas. Tras cumplir el servicio militar en Cuba, vuelve a París y, previendo el incipiente negocio del cine, comienza a interesarse por él. Ayuda a Julienne, que colorea fotograma a fotograma las películas de Méliès, e inventa una técnica mediante plantillas que acelera el trabajo. Años más tarde dicho sistema será patentado por la casa Pathé con el nombre de «Pathécolor».

Pero como buen pionero, Chomón decide importar el invento a España. Monta su propio estudio en Barcelona y empieza a experimentar con diferentes técnicas y trucajes para explorar las posibilidades del nuevo invento, al igual que hizo Méliès. Técnicas como el uso de maquetas, coloreados, doble exposición o sobreimpresiones (para conseguir efectos de gigantismo) y, sobre todo, la técnica del paso de manivela o stop motion (aparentar el movimiento de objetos estáticos por medio de una serie de imágenes fijas sucesivas; técnica por cierto no superada hasta los 70 con la trilogía de la Guerra de las Galaxias) no tendrán ningún secreto para él.

En 1906 Chomón es contratado por la casa Pathé para conseguir el mismo éxito que estaba teniendo Méliès, y entra a formar parte como operador de cámara y director de trucajes. Filma entonces su obra más conocida, «El hotel eléctrico» (1908), 140 metros de celuloide que suponen la cumbre del procedimiento del paso de manivela, para mostrar un hotel completamente automatizado, un confort (¿o una pesadilla?) para sus huéspedes.

Vuelve a Barcelona para crear una productora con la que rueda películas costumbristas y sainetes, pero también documentales únicos en España. Cuando rompe con su socio, Pathé lo hace concesionario español de la firma para asegurar su continuidad en el panorama del cine. Su inmersión y compromiso con la industria queda patente en sus elaborados y detallados guiones técnicos, llenos de indicaciones, reflexiones y anotaciones. Por su merecida fama, será requerido en Italia para múltiples trabajos como la «Cabiria» de Pastrone (1914), uno de las primeras grandes superproducciones cinematográficas, o en Francia para el «Napoleón» de Abel Gance (1927).

Los historiadores del cine han colocado, poco a poco, la figura de Chomón donde se merece: en lo más alto de aquellos pioneros que supieron vislumbrar la grandeza de un invento que llegaría a los corazones del mundo y revolucionaría el arte del siglo XX. Ahora podéis disfrutar de su obra en DVD con una calidad inmejorable en una edición absolutamente imprescindible para cualquier amante del séptimo arte.

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